¿A alguno de vosotros os gusta la serie de cuando éramos peques: Verano azul? ¡Pues algo tiene que ver con la entrada de hoy!. Visualizar la escena de los chavales pedaleando sus bicicletas bajo el sol radiante por un sendero y con un mar azul al fondo... ¡vendría muy bien antes de empezar a leer esta entrada! ¿Por qué no lo haceis? ¡A visualizarlaaa!.
CÁPSULA DEL TIEMPO
¿Ya? ¿Sentisteis algo? De vez en cuando me siento nostálgica (madre mía, me estoy haciendo mayorrr :P)... Sobre todo cuando veo la foto pegada en la pared de mi cuarto de mi casa mañica, que me regaló una amiga con una nota suya detrás. Es una cápsula del tiempo, que espero que dentro de diez años como dice la nota (como ya casi pasó un año desde entonces, pues... nueve años) la vuelva a ver, donde salimos las tres amigas juntas y sornientes después de haber pasado casi todo el día juntas: pasabamos casi toda la mañana en la biblioteca intentando estudiar, hacer trabajos y charlando entre susurros y cuchicheos, comíamos juntas intercambiando nuestras experiencias, recuerdos, inquietudes, ilusiones.... paseabamos bajo la tarde ya oscura y fría por el campus universitaria. Fue entonces cuando una decidió sacar su camara para hacer que este momento sea imborrable antes de que nos despidieramos (¡gran decisión la de sacar la camara nuestra querida amiga! gracias a esta foto me acuerdo de todo esto, si no, sería un recuerdo borroso, no tan nítido)
Hay muchos tipos de cápsula del tiempo...como la Pompeya, las cajitas con recuerdos que guardan los familiares en generaciones atrás, pero...
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Creo que tamibén nosotros mismos lo somos. ¿Por qué lo estoy diciendo?
LAS DOS FUERZAS
Porque hace mucho tiempo (fijaros, no logro quitarmelo de encima de mi cabeza) leí algo que me llamó muchísima atención y después lo ví también en el libro que ya os mencioné alguna vez, Come, reza, ama (por lo que lo saque de nuevo a pasear por mi mente). He ido a buscarlo en este libro para refrescar un poco mi memoria (si teneis este libro y ya leído, iros a la página 489 para ahorraros el tiempo, que ¡me ha costado encontrarlo!). Se trata de que según una máxima del budismo zen, existen dos fuerzas simultáneas que nos crean a cualquier ser vivo (en el libro Liz menciona el árbol, como ejemplo): la de la "semilla" y la del "yo del futuro" (o "tú-nosotros-árbol- o otro cualquier ser vivo- del futuro")
- En la fuerza de la semilla están, según Liz, la promesa y el potencial, que al crecer se convierte en el "árbol".
- Y en la fuerza del "árbol del futuro": No menos importante pero si menos conocida, donde está aquella "fuerza" que hace brotar dicha semilla, hacerla crecer, guiandola desde la nada hasta la madurez. Lo mejor está en esta frase que la copio literalmente del libro: "...Hasta tal punto que, en opinión de los filósofos zen, es el propio roble quien crea la bellota de la que nace"
Al leerlo, recuerdo que me saltaron como unas chispas en mi mente un montón de ideas, imaginaciones... :
- Anda, la Raquel de 50 años, o sea yo misma dentro de unos años...intenta guiarme ahora mismo, que me encuentro un poco perdida...
- Por eso siempre están estos consejos sabios que conseguimos escuchar a nuestro corazón con mucha atención y en nuestro silencio...que si no ¿De dónde salen? ¿de nuestra experiencia? vale, pero no es suficiente porque a veces parecen superiores a nosotros, mágicos... ¿del roble del futuro? ¿del yo del futuro? posiblemente si. ¿Por qué no? Yo del futuro forma parte de mi, y viceversa. Así que aunque parezca inédito pero es creíble.
- Ya veo el porque de que nos gustan mucho las historias de este tipo como el Terminator, El regreso al futuro, Harry Potter (Albus Dumbledore almacena sus recuerdos en el plato mágico), etc.
Para cerrar esta entrada, cuando estéis desorientados o perdidos (que lo estamos muchísima gente aunque lo neguemos de forma inconsciente o no. Algún día lo estamos más, otro menos... así es la vida), recordad lo que podría resumir toda esta entrada:
"El propio roble crea la bellota de la que nace"
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